Nuestra finca se extiende sobre 48 hectáreas, divididas en 29 parcelas, todas ellas con nombres propios: Aspisi, Secalló, Cireres, Romanina, Serdalla, etc… Algunas de ellas de más de 50 años donde predominan las variedades típicas del Penedès: Macabeu, Xarel·lo y Parellada. También hemos plantado variedades foráneas que se han adaptado muy bien a nuestro terroir, como Cabernet Sauvignon, Merlot, Pinot Noir y Chardonnay.
OTOÑO
Las cepas han hecho un esfuerzo para dar su fruto. Ahora toca descansar. Es momento de fertilizar la tierra, ayudarla para que se recupere para la próxima cosecha.
En nuestra finca abonamos los viñedos, con fertilizantes naturales, desde otoño hasta finales de invierno.
INVIERNO
El sol cede y el frío aparece, es el momento de la poda. Dando forma a las cepas y buscando el tipo de poda adecuado a cada variedad y al tipo de vino que se quiera elaborar de ese viñedo. Tras la poda se desmenuzan los sarmientos y se labra la tierra para que sirvan de abono. En el campo se aprovecha todo.
PRIMAVERA
Con los primeros rayos de primavera la cepa llora. Si llora. La sabia de la vida vuelva a la vid. Los días son más largos y cálidos, y las yemas ya asoman. Pero aún hay noches frías y sufrimos por si una de ellas lo es demasiado y daña los nuevos brotes. Esperemos que la primavera haya venido para quedarse y no haya más heladas.
Los viñedos se visten de verde y los racimos ya se dibujan.
VERANO
Recortamos los sarmientos para que el sol acaricie las uvas. Nuestro padre no pierde de vista los viñedos. El esfuerzo del todo un año está a punto de culminar.
LA VENDIMIA
Si el tiempo ha sido bondadoso podremos tener una buena cosecha tras cuidar la tierra y las cepas a lo largo de todo el año.